El cambio de hora y las consecuencias en tu salud, columna de opinión
El cambio al horario de invierno es una medida que se implementa cada año en Chile con el –supuesto– objetivo de ahorrar energía y aprovechar mejor la luz natural. Sin embargo, esta medida tendría efectos negativos en la salud.
Si bien no está totalmente claro si es mejor tener un horario de verano o invierno, lo que sí está relativamente esclarecido es que el cambio de horario genera un impacto en la salud de las personas. En primer lugar, se genera una alteración del ritmo circadiano de las personas, que es el ciclo biológico que regula el sueño, el apetito y el estado de ánimo. Al cambiar una hora el reloj, se reduce el tiempo de exposición a la luz solar, lo que se ha asociado según diversos estudios a trastornos del sueño, depresión estacional, falta de concentración y menor rendimiento laboral y académico.
¿Hay otros efectos además del potencial impacto en la salud?
Se supone que el cambio al horario de invierno generaría un ahorro energético y monetario. Sin embargo, no se ha demostrado que genera un ahorro significativo de energía (de hecho, ahorraría menos del 1%), ya que se basa en estudios antiguos que no consideran los cambios en nuestros hábitos actuales y las fuentes de energía que ocupamos. Antes el uso de luz era uno de los consumos más significativos, pero ahora se ha desplazado al uso de la calefacción (al menos eso dicen los expertos en la materia).
Seguir cambiando el horario va en contra de la tendencia mundial de eliminar o reducir esta práctica. Países como Argentina, Marruecos, China, Japón, y algunos países de la Unión Europea decidieron mantener un solo horario durante todo el año o limitar el cambio a solo unos meses. Estos países han reconocido que el cambio al horario de invierno es una medida que ya no se está adaptando a las necesidades y preferencias de las personas.
- Evita comidas pesadas y no abuses de la cafeína estos días previo al cambio de hora.
En Chile no se cambió la hora en 2015, con resultados mixtos. En 2016 se volvió a cambiar, pero respetando el horario propio de Isla de Pascua (UTC-5) y la Región de Magallanes y Antártica Chilena (que son UTC-3).
Ahora nos enfrentaremos a un nuevo cambio de hora, que es una medida que podría tener más perjuicios que beneficios para la población y que debería ser, al menos, revisada. No hay consenso en cuál sería el huso horario más conveniente. Sería una buena idea partir por definir eso y priorizar la salud de las personas.