Los graves problemas de las "dietas milagrosas" y los "planes detox"

Ya partió la primavera y el calorcito está a la vuelta de la esquina, lo que solo nos hace pensar en una cosa: Vacaciones, verano y ropas más ligeras. Comienza la maratónica carrera “por un verano sin polera” y nos vamos bombardeados de publicidad de planes detox, de desafíos de 21 días, de “gurús” de alimentación restrictiva. Nos llenamos de inseguridades que venden.

Ahora bien, ya es sabido por todos que “lo que fácil llega, fácil de va”. Pero esto no aplica a los kilos ganados con años de hábitos inadecuados, no podemos pretender perder esos kilos que ganamos durante el año en 3 semanas.

¿Qué es una "dieta milagrosa"? Es aquella dieta que promete efectos sorprendentes sobre la salud, y particularmente sobre la pérdida de peso. Estos desafíos ultra estrictos consiguen ese objetivo a punta de una restricción calórica altamente insostenible en el tiempo y es lógico, si al cuerpo le quito el aporte de energía voy a bajar de peso, pero ¿sabemos lo que esto conlleva?

Cuándo comemos muy poca cantidad de comida con el único objetivo de perder peso, pasamos hambre, no ingerimos la cantidad suficiente de alimentos para tener energía y rendir correctamente y en consecuencia tenemos peor humor, nos sentimos más estresados y con más ansiedad.

Esto es lo que va a pasar

Aunque tenemos un refuerzo positivo viendo la balanza, sintiendo que tenemos muchísima fuerza de voluntad y lo mantenemos durante un tiempo, nos iremos cansando y aburriendo de hacer siempre lo mismo y abandonaremos la restricción, que no es ni sostenible ni compatible con nuestra vida diaria. Empezaremos a comer como lo hacíamos antes, quizás de manera ansiosa. Tras el abandono de la "dieta milagrosa", no solamente volveremos a comer como antes, sino que nos apetecerá ingerir más cantidad y paff: ¡Ganamos el peso perdido y más!

La persona que “vive a dieta” pasa por diferentes etapas cíclicas haciendo que su organismo pierda eficiencia metabólica

Ciclos de las dietas

La primera dieta se suele realizar para perder peso y suele ser hipocalórica, restrictiva, baja en grasas y azúcares. La persona experimenta una baja de peso importante con cierta facilidad, al cabo de un tiempo se abandona, con probable efecto rebote.
La segunda dieta es más estricta que la primera, muy baja en hidratos de carbono, así que se suma una restricción mayor a la inicial, se experimenta una baja de peso, no igual de efectiva que la inicial, pero bastante acentuada. En este caso el estancamiento llega más rápido y la recuperación de peso también.

Se va entrando en ciclos de dietas restrictivas cada vez más prohibitivas con resultados menos favorables y al final la persona experimenta una sensación de que todo le engorda y tiene una fuerte resistencia a la bajada de peso.

Consecuencias fisiológicas

Efecto rebote:
Es una consecuencia de las adaptaciones metabólicas de nuestro organismo ante una reiterada restricción calórica pues, a menor ingesta calórica, se activan mecanismos que intentan contrarrestar esta restricción alterando la termorregulación corporal y reduciendo así el gasto metabólico basal, al abandonar cualquiera de estas dietas, el cuerpo tiende a recuperar el peso perdido con mucha facilidad.
Pérdida de masa muscular y proteínas viscerales:
El músculo es la principal reserva de proteínas del organismo, y es un regulador de los niveles de glucosa sanguíneos, porque la consume cuando nos movemos. El motivo es que el músculo es el tejido que más calorías quema en reposo, en torno a tres cuartas partes del total y cuando la masa muscular es exigua, con muy poco que se coma ya se satisface la demanda energética del organismo
Problemas de estreñimiento:
La grasa, junto con la fibra, es un componente de la alimentación que ejerce un efecto directo en nuestro tránsito intestinal ya que las grasas como el aceite de oliva ejercen una función de lubricante intestinal favoreciendo el tránsito. Por ello, es muy común experimentar períodos de estreñimiento debido a la limitación del aceite en muchas de estas dietas.
Alteraciones de vitaminas:
Sobre todo en dietas bajas en grasa. Este déficit de ácidos grasos esenciales produce también una disminución de vitaminas liposolubles (A, D, E) que acarrea efectos negativos en la mineralización ósea (osteoporosis y riesgo de fracturas).
Alteración del sistema endocrino:
Que puede producir el hecho de llevar a cabo diferentes tipos de dietas de adelgazamiento de forma reiterada, periódica y sin control.
Bajo rendimiento intelectual y físico:
Esto debido a la restricción de calorías y a posibles déficits de vitaminas y minerales. Estos déficits también conllevan debilidad en las uñas, pérdida de cabello y supresión del sistema inmune.

Consecuencias psicológicas

Mala relación con la comida:
El miedo a consumir según qué alimentos “prohibidos” o “que engordan”
Desmotivación y apatía:
Este tipo de dietas resultan monótonas debido a la limitación de ciertos alimentos, por lo que se pueden llegar a aborrecer y a abandonar fácilmente.
Aislamiento social:
El hecho de llevar cualquier tipo de pauta que implique limitaciones estrictas de grupos de alimentos puede ser una dificultad a la hora de relacionarnos en un entorno lúdico ya que muchas actividades se llevan a cabo alrededor de un contexto gastronómico.
Sentimientos de frustración, depresión y ansiedad:
Al llevar a cabo este tipo de dietas se produce un ciclo reiterado de pérdida de peso seguida de un posterior efecto rebote, hecho que puede llegar a ser adictivo y frustrante a la vez

Recomendación de la nutri ☝🏻

¿Vale la pena todo lo anterior por un par de kilos? te propongo que nos encaminémonos a reforzar más la idea de cambio de hábitos y estilo de vida saludables que permitan mantenerse a largo plazo sin entorpecer la energía vital y motivación.

Nuestros planes de nutrición funcionan porque no son milagrosos, consisten en cambiar de hábitos. Preguntános ahora cómo cambiar tu vida.